A lo largo de la semana, había firmado la cámara después de sus partidos con un " Why not me? De hecho, ¿por qué no podría haber ganado Sebastián Báez (21 años) el torneo de Estoril con todas las cualidades que mostró partido tras partido? Para este último partido del torneo, innovó en cuanto a la firma con un "Sí soy yo" que significaba que efectivamente había ganado el primer título de su carrera el domingo frente a un rival siempre complicado como el estadounidense Frances Tiafoe (6-3, 6-2).

Contra el americano, que tenía las piernas pesadas, Báez dominó perfectamente el partido haciendo prevalecer su gran estado físico y solidez. El argentino demostró sus habilidades en la tierra batida, con una serie de largas derechas que mantuvieron a raya a Tiafoe y un drop shot para cerrar el partido. Y cuando el estadounidense impactaba con fuerza, Báez devolvía o contraatacaba con una sincronización perfecta. Nada que decir, era dominante.

El único aviso llegó nada más empezar el partido, cuando cedió su servicio en el primer juego para permitir a Tiafoe romper el 2-0 (obviamente con los nervios de jugar su segunda final en el circuito). Pero después de eso, Báez pasó a ganar cinco games seguidos.

Tiafoe nunca fue capaz de encontrar la adrenalina que le transcendió cuando estuvo abajo contra Dusan Lajovic, Alejandro Davidovich Fokina y Sebastian Korda. El día de la final no hubo milagro para el estadounidense, al que no le quedaban reservas físicas y se no lo notaba apagado, con ganas de ‘terminar’ el punto rápido. De esta manera, gracias a esta victoria, Báez, que actualmente ocupa el puesto 59, subirá al 40 el lunes cuando se publique la próxima clasificación de la ATP. A finales de 2020, ocupaba el puesto 341 del mundo. Una gran progresión de este joven que ya pisa fuerte y se gana el respeto dentro del circuito